«Estaba desorientada en cuanto a qué hacer en mi vida laboral. No había podido partir haciendo coaching, no me tenía confianza y tenía poca noción acerca de cómo definir mi servicio, como cobrar, a quien dirigirlo, etc.
Durante nuestras sesiones empecé a despejar mis dudas y llegué a definir un segmento al cual dirigirme, pero más importante aún, me saqué de encima la presión de tener que seguir haciendo y produciendo en mi vida tal como lo hice durante muchos años y aprendí a aceptar la etapa diferente y más tranquila que estoy viviendo en la actualidad.La forma en que trabaja María Esther hace que las sesiones tengan una finalidad y se desarrollen siempre avanzando hacia el objetivo planteado inicialmente, con la libertad de redefinirlo si es necesario.Es un viaje con principio y fin, no se necesitan infinitas sesiones hasta ver resultados.
A mí en particular me acomodó mucho el seguimiento entre sesiones mediante tareas, formularios y planes.
Su capacidad de transitar del coaching a la mentoría me sirvió mucho y valoro todo lo que recibí. Aprendí a usar sw de la Web para diseñar mis publicaciones y un montón de ideas para aplicar en redes sociales. 

Lo que más valoro de mi proceso es tu flexibilidad para acoger mis estados de ánimo y el foco en que llegaba a cada sesión. Tu calidez, tu sonrisa y la capacidad de parar la conversación en el momento preciso, con la pregunta correcta para acompañarme a cuestionar mis ideas y juicios, para lograr mi «darme cuenta».
Siempre se me hizo muy agradable y productiva cada sesión. No hallaba la hora de que llegara el día y la hora para asistir a mi sesión semanal.

Aquellas mujeres que al igual que yo están en búsqueda de un cambio en sus vidas
les recomendaría que acepten ayuda, no enfrenten el cambio solas, déjense acompañar y descubrir el cambio que verdaderamente necesitan. A veces parece que queremos algo y finalmente vemos que la respuesta estaba en otro lado. El coaching permite que una nueva opción, si es el caso, aflore.»